Hace algúnas decadas fué un sistema comunmente usado, tanto como el sistema de refrigeración con compresores, pero ha ido desapareciendo en la medida que los compresores se hacen cada vez mejor y mas baratos.

El principio: Amoníaco se disuelve mucho mejor en agua fría que en agua caliente. Cuando se calienta una solución de agua-amoníaco, se expulsa el amoníaco. Una vez que ésta se enfría el gas de amoníaco aún existente a alta presión se licua. Al bajar la presión del amoníaco líquido evapora provocando un efecto de enfriamiento. El gas de amoníaco topa con una superficie de agua fría donde se absorbe nuevamente cerrando así el ciclo.

Un problema técnico de este proceso es, que La liquidización del amoníaco se dá a una presión mas alta que la presión necesaria para la absorción. Por ésta razón para la refrigeración de absorción agua-amoníaco se utiliza una bomba electríca que mueve la solución de agua-amoníaco entre las dos zonas. Las bombas electrícas consumen energía y necesitan mantenimiento.

Otra variante al problema de las diferencias de presión en éstas máquinas refrigeradoras de absorción-difusión se dá al añadir al sistema agua-amoníaco otro gas inerte logrando así que la presión sea igual de alta en todas las partes. Solamente la presión parcial del amoníaco es diferente. Este tipo de máquinas no necesitan bomba electríca. En este caso el problema general es que se necesita una temperatura de funcionamiento alta de alrededor de 150°C, la cuál no se puede adquirir de colectores solares sencillos y la eficiencia (COP) de 0,3 hasta 0,7 es relativamente baja.